16 jul 2010

"Héroe" Capitulo 1

La niña, el protector del mundo y el secreto de la Diorita

El cielo se matizaba entre las nubes grises y los pequeños rayos de sol, que escurrían a media tarde, la playa estaba casi vacía, un par de familias eran el único paisaje de un típico atardecer de abril, el aire refrescaba suavemente y el roció del mar aromatizaba con el perfume de la vida marina…
Ximena no vallas a jugar muy lejos mantente por aquí cerca, donde mis ojos te vean – sentencio la madre mientras leía un libro, en la escalinata de la amplia terraza que daba a la playa –
Ximena gozaba esas tardes en la casa de sus abuelos, la terraza que daba a la playa, era un mundo ilimitado de juegos, donde el tiempo solía pasar casi desapercibido…
Aunque la niña, se había mantenido alejada por unos años de la playa, por una delicada enfermedad, su madre pensaba que volver a ese lugar por unos días seria bueno para reanimarla y ayudaría en su lenta pero estable mejoría.
Ximena se adentro en las costas como era su costumbre, la ultima vez que había recorrido estos parajes tenia diez años y ante sus ojos parecía que el mundo se había detenido, salvo el tumulto de la estación veraniega, que se silenciaba con la frescura otoñal de la playa, todo lo demás estaba ahí, su decaído animo mejoraba ostensiblemente con el aire marino y el paisaje.
Distraída por el danzar de las gaviotas, en los grises cielos, se fue alejando mas halla de donde su madre la podía ver y ésta a su vez distraída en la lectura, no se percataba de que la niña ya no estaba a su vista…
Pudieron haber sido un par de horas quizás, nadie sabe cuanto tiempo paso.
De pronto sin saber de donde y como, un joven se abalanzo sobre ella, tomo su mano y la jalo, haciéndola girar sobre sus talones.
Cuidado, debemos ocultarnos, los samurag vienen por ti – le dijo el joven con voz fuerte –
¿Qué? ¿De que estas hablando? – Siguió sus pasos desconcertada, no tenía la mínima idea de que trataba todo y por un momento se sintió asustada –
Ven ocultémonos aquí – le dijo parapetándose detrás de una gran roca, mientras esgrimía su arma tratando de hacer blanco en uno de los imponentes samurag, que amenazantes rodeaban el bastión –
¿Qué haces? – pregunto ella, ahora mas desconcertada que asustada –
Te protejo, ellos te quieren llevar, yo te protegeré, llevo años en esto y aunque no lo creas ellos me temen.
¿Quién? – volvió a preguntar –
Los samurag, acaso no te has dado cuenta, estuvieron a un pelo de atraparte – replico él –
Ximena levanto su cabeza sobre el bastión a orillas de la playa, sus grandes ojos inspeccionaron cada rincón disponible a su mirada, el paisaje no había cambiado mucho las argéntea seguían danzando en el cielo, el mar inmenso se agitaba lentamente sobre la costa, unos cangrejos recorrían los roqueríos y unas cuantas gaviotas grises de alas negras rodeaban la playa cerca de la roca, que les servia de escondite, volvio a sentarce en la arena lo miro fijamente y con voz escéptica le dijo


No se que te ocurre, pero ahí no hay ningún peligro, las gaviotas y los cangrejos nunca le hacen daño a la gente, al contrario estoy segura que ellos nos tienen mas miedo a nosotros que nosotros a ellos.
Como que no hay nada – replico el muchacho, desconcertado por lo que acababa de escuchar –

Lentamente fue levantando su cabeza sobre la saliente de la roca, abrió los ojos muy bien, para el ese era un campo de batalla y había que estar muy alerta el enemigo siempre estaba preparado para cualquier descuido y eso lo haría vulnerable a su ataque.
Cuando ya pudo vislumbrar el paisaje con claridad, lo que el vio, no era siquiera remotamente a lo que Ximena le comento. Un escuadrón de vigías volaba sigilosamente la costa escudriñando cada rincón en las rocas y bajo las aguas, los sumarag agazapados en la arena avanzaban con sus armas listas apara disparar al menor movimiento y lo único que haría de su tarde un dolor de cabezas junto a los escuadrones de ataque se unían un batallón de saviaj sajor, la elite de combate del imperio de luzaram los conquistadores de la galaxia, la visión lo dejo perplejo pensativo por unos segundos, no se dio cuenta que era observado detenidamente por revlis, el jefe del escuadrón.
Se sentó lentamente en la arena para no llamar la atención de los escuadrones vigías, respiro profundo, miro a su compañera a los ojos y con inquietante duda pregunto.
¿Estas segura que no has visto nada peligroso?
Ximena abrió sus grandes ojos, apretó sus labios y con un seguro movimiento de su cabeza sentencio la negativa.
Debes estar loca – replico él –
La niña se aprestaba a responder su comentario, cuando un ruido terrible y ensordecedor la asusto, salto atrás como movimiento reflejo de protección, sentada sobre la arena y apoyada en sus brazos, trato de encontrar el origen de aquel aterrador sonido. El muchacho no necesitaba mayor explicación, nos están atacando, tomo posición de combate tras la roca con su arma electromagnética apunto e hizo fuego sobre las posiciones enemigas. Se movió con la velocidad del rayo se inclino sobre Ximena, la toma de la mano y le dijo:
Ven conmigo, debemos ocultarnos aquí no estamos seguros.
Los dos salieron corriendo en busca de un mejor lugar para esconderse, cada ciertos pasos el muchacho daba vuelta y disparaba su arma contra los enemigos, en pocos minutos se perdieron tras las rocas que cubrían la costa, mientras el mar azotaba, un viejo tambor de aceite industrial, con furia inusitada sobre la dura y filosa costa.
Aquí estaremos a salvo, no se atreverán a venir a este territorio ellos temen a los sotibol ram – le dijo el con mucha seguridad –
¿Sotibol ram? – pregunto ella, definitivamente desconcertada por la situación y por aquel extraño muchacho –
Si ellos son los grandes guardianes de diorita, los sumarag no se acercan a su territorio.
¿Diorita, que es? - pregunto ella interesada –
Diorita es la piedra original, la piedra por al que fue construido nuestro mundo, hace millones de años un grupo de navegantes de una galaxia vecina se aventuraron mas allá de sus fronteras y llegaron a nuestra galaxia cruzaron toda la vía Láctea hasta su borde y al encontrar una zona muy desolada decidieron darle vida y lanzaron miles de piedras de partícula característica, una de ellas fue diorita, la piedra con que se creo nuestro planeta y dio origen a toda la vida. Los samurag son enviados por un emperador maligno que desea adueñarse de la piedra inicial y por eso han enviado a los sotibol ram, para protegerla mientras las fuerzas de la federación galáctica llegan a nuestro planeta.


Pasaron largas horas, entre escondiéndose de los enemigos y de historias que le narraban los orígenes de la tierra, el muchacho saco de un pequeño morral unas naranjas y un trozo de pan, lentamente pelo la naranja y corto u trozo de pan para Ximena, tomo una servilleta y le ofreció con gentileza, ella no dudo en aceptar ya la primera impresión de susto y desconcierto había dado paso a la cordialidad y simpatía, en todo el tiempo que llevaba en la ciudad nunca había conocido o tenido un amigo que fuera como aquel niño, era extraño ciertamente eso de ver samurag, sotibol ram, de una ataque espacial, la diorita y navegantes de otras galaxias, no era fácil de creer y entender, pero estaba segura que estaba bien a su lado, alguien que protege una piedra que da vida, no seria capaz de hacerle daño, acepto la comida de buena gana y siguió escuchando la historia increíble que el contaba…
La tarde avanzo muy de prisa, las nubes grises, fueron tomando un tono de oscuridad, los niños inmersos en su conversación, no lograron percatarse del cambio del viento costero, que anunciaba tormenta, ellos estaban viviendo otro mundo, otro tiempo en una galaxia lejana…
Súbitamente la fuerza del mar se hizo notar, una gran hola cubrió las rocas llegando casi a los pies de los niños, Ximena abrió sus grandes ojos y observo como el mar tenia rodeadas las rocas, desde el pequeño promontorio hasta el gran peñón solo quedaba un pequeño pasadizo que por el accionar del océano, seguramente no resistiría mucho tiempo…


"Héroe" Capitulo 2

La princesa de las rocas, el ataque final y el niño.

Él la tomo de la mano, ágilmente trepo las rocas a su costado, ella lo siguió sin dudar, no había reparado en lo avanzada que estaba la tarde y como el clima costero se volvía un temporal. ¿Su madre estaría preocupada? Su madre, las medicinas, en ese momento recién reflexionaba sobre la situación, lo extraño era que hubiera transcurrido toda la tarde y no tuviera síntoma alguno, generalmente después de unas tres o cuatro horas los medicamentos la abatían y debía recurrir a una siesta obligada, pero esa tarde eso no ocurrió, de alguna manera esa tarde estaba siendo especial…
Subieron entre las rocas hasta llegar a los contornos de un gran peñón.
Son ellos nos han de haber escuchado, nos han vigilado toda la tarde y están usando el viento y las nubes para capturarnos. – le decía el muchacho mientras subía el pequeño escarpado que separa la costa rocosa del gran peñón -
Cuidado, los samurag vienen contra nosotros, debemos protegernos. – le grito mientras apuntaba su rifle electromagnético al horizonte –
No puedo subir, vas muy de prisa y no tengo tantas fuerzas – exclama Ximena, extenuada por la tarea, aunque complacida de que aquel muchacho no hubiera reparado en su delicada salud –
No te preocupes, yo te protegeré – le respondió con cariño, retrocedió unos metros más abajo apegándose a su lado, mientras disparaba su arma contra los sumarag –
Ximena lo observo con desconcierto, una sonrisa se dibujo en su cara, por un momento deseo ver lo que él veía, por un instante aunque su vida dependiera de eso, deseo entrar en el juego, en aquel maravilloso mundo que le conto toda la tarde –
Los niños lograban conquistar, una altura mas del gran peñón, Ximena con gran esfuerzo y muy agotada llegaba primero al estrecho sendero, que subía por el filo del peñón, aunque su esfuerzo mayor era no demostrar su agobio y agitación, su compañero de viaje le merecía ese sacrificio, ya lo llamaba el protector del mundo, el muchacho que se encontraba metros más abajo, la observaba con orgullo, por haberla ayudado en tan temeraria tarea, sabía que era difícil escalar esa cara del peñón, ya en el pasado había tenido compañeros de cruzada, mas fuertes mas agiles y de apariencia más saludable que habían abandonado la misión, por encontrarla peligrosa y extenuantes, pero ella lo logro, sin pedir más ayuda de la que necesitaba, era valerosa y tenas pensó. Acto seguido alzo su rifle a los cielos y grito samurag la princesa de las rocas a regresado a su castillo, teman a su poder y su valor.
Ximena lo observo desde la altura, rio con ganas con alegría con sinceridad, como hacía mucho tiempo no reía, quien era ese niño algo extraño, llamándola princesa de las rocas, agitando un viejo tubo de bronce, corroído por el tiempo y el aire marino, estaría en un sueño o es que en realidad en el mundo existían niños así, libres, espontáneos, llenos de imaginación y de sincera lealtad, amistad a toda prueba y amor natural por la vida, ella que en más de alguna ocasión había deseado no seguir más en la lucha, ahora estaba frente a un mundo nuevo que no veía, que no dimensionaba, pero que sentía latir a su alrededor…

Al llegar arriba el muchacho reparo, que la situación era más complicada de lo que imagino en primer momento, los samurag estaban moviendo toda la fuerza disponible para destruir a la princesa, el mar ya llegaba cerca del primer nivel del escarpado, el pequeño camino que vieron en un principio ya estaba totalmente cubierto por las aguas. Los gaviotines volaban buscando protegerse del fuerte viento y de la amenazante sombra de lluvia que protegida entre las negras nubes de la costa, llegaría inevitablemente, el mar rugía como un animal enfurecido, el viento tocaba sus trompetas de guerra y a lo lejos los truenos y relámpagos era destellos de las poderosas armas que luzaram estaba dispuesto a usar para capturar a la princesa de las rocas.
Debo regresar a casa, mis padres deben estar preocupados por mí. – dijo la niña asustada –
En la ciudad no se veía eso, quizás a la llegada del invierno un poco de viento y algo de lluvia, pero siempre la urbe era buen resguardo para las inclemencias del clima, en cambio desde ese peñón, todo era más espectacular, impactante, intimidador y atemorizante, el mundo era distinto desde ahí.
No princesa regresar a su mundo esta noche será muy peligroso, las fuerzas de luzaram y los sumarag nos vigilan, hay que hacer el recorrido del tiempo, para protegernos por esta noche, ya mañana podrá regresar - le explico la situación con mucha paciencia, inclino la cabeza y tomo rumbo por el estrecho camino de piedra –
Espera, es que tu no entiendes, yo debo regresar, mis padres se preocuparan, es necesario que regrese, no puedo pasar la noche lejos de casa, deben cuidarme – le indico atemorizada por las pocas opciones que habían, de hacer su voluntad –
Créame princesa, que si yo pudiera hacer un solo tiro, que derrotara a las fuerzas de luzaram ya lo habría hecho, pero ellos son poderosos y es mejor buscar un refugio donde ellos no puedan llegar.
No se preocupe princesa yo la protegeré, para que usted pueda llegar sana y salva a su mundo, le prometo que mañana regresara a su reino.
Tomo su mano con mucha delicadeza, ella sintió su fortaleza y eso le dio confianza, a paso lento pero con plena seguridad siguieron rumbo a la cima buscando la entrada de una cueva que se vislumbraba metros más arriba.
¡Ximena! ¡Ximena!, gritaba sus padres en medio de la tormenta, aunque todo seria estéril la furia del temporal, se llevaba sus llamados silenciando sus gargantas, todo parecía inútil.
Estaban cerca de la playa el mar ya había tomado una decena de metros más allá de lo normal, dos vehículos se fueron acercando, uno de la policía local y otro del servicio de rescate, cuando estuvieron lo suficientemente cerca detuvieron sus motores.
Un hombre de edad bajo esforzadamente del vehículo policial y dos más jóvenes de la camioneta de rescate.

La mujer se dirigió con gran rapidez al policía, sus nervios estaban al límite, el estado de salud de su hija, la tormenta y el hecho que la niña no conocía la zona la hacían temer la peor de las desgracias.
Sargento López, debe ayudarnos, es mi hija se ha perdido, salió de casa a las cuatro de la tarde y cuando comenzó a cambiar el clima la fuimos a buscar, pero no la encontramos por ninguna parte. – Le indicaba resumidamente la situación, dentro del caos que la dominaba –
Señora Loreto, estamos haciendo todo lo posible por encontrar a su hija, hemos pedido un helicóptero a la ciudad, pero esta noche es imposible, se ha desatado una tormenta como nunca antes y los equipos con los que contamos no son suficiente, también hay pescadores que están atrapados en la tormenta y no podemos llegar a ellos, por lo que usted me comento al teléfono, todo indica que su hija se dirigió al peñón del duende y esa zona es casi inexpugnable en esta situación, lo siento señora. Pero debemos esperar que la tormenta amaine.
Pero mi hija está enferma si no toma sus medicamentos su salud se complica y puede ser tarde para mañana, ¿Debe haber algo que hacer?
No terminaba de hablar cuando súbitamente otro vehículo se acerco por el lado sur de la playa, detuvo su motor junto al grupo y un hombre anciano de aspecto muy saludable y buena forma física bajo de él.
Omar, Wilson no ha regresado a casa – fue lo único que dijo –
El policía le miro con desconcierto, es lo único que necesitaba una noche como esta, dos niños perdidos – pensó en voz alta –
¿Quién es Wilson? – pregunto la mujer –
Señora Loreto él es Roberto Cárcamo, dueño de la posada y abuelo de Wilson.
Mucho gusto señor, ¿Su nieto también está perdido?
Es difícil decir si Wilson esta perdido señora, nadie conoce mejor estos lugares que él, los ha recorrido desde muy niño y no tengo recuerdo que alguna vez le hubiera pasado algo grave, pero esta noche esta tormenta me ha preocupado, anduve por ahí buscándolo, pero no he logrado nada, creo que debe haber quedado atrapado en el peñón del duende.
¿Qué es el peñón del duende?
Esa roca gigantesca que ve a metros de la playa, la gente la llamo a si en honor a Wilson, sus padres eran pescadores locales y cuando el niño tubo edad suficiente, digamos unos cuatro o cinco años ellos se adentraban en la mar y lo dejaban jugando en la gran roca por algunas horas luego regresaban y volvían a casa, un día nunca más volvieron y el niño quedo ahí, hasta que otros pescadores lo encontraron, yo decidí cuidarlo estimaba mucho a sus padres y con Wilson es fácil encariñarse el es un niño muy especial, el siempre a jugado en esa roca esperando quizás que sus padres algún día regresen por él, por eso la gente le puso el peñón del duende, porque ese duende le dio vida a esa roca y ellos siempre se llaman.

¿Pero hoy no ha regresado?
Señora le diré algo si su hija está perdida en el peñón del duende, lo mejor que podría ocurrir una noche como esta es que este con Wilson, el sabrá cuidarla y le aseguro que cuando la tormenta pase, ella regresara a casa, a veces señora, más que preocuparnos por nuestros seres queridos es necesario que podamos tener la fuerza de transmitirles buena energía en los momentos más duros, de dejarlos enfrentar la vida y que ellos mismos aprendan de ella, esta noche no podemos hacer nada los elementos son más poderosos, pero si podemos transmitirles fuerza para que estén sanos y salvo, le aseguro que Wilson y su hija llegaran mañana.

Ximena no percibía cuantos minutos u horas había caminado dentro de aquella cueva que parecía no tener fin, aunque una extraña materia fluorescente iluminaba tenuemente la ruta, esta se iba haciendo cada vez más débil, le pareció que la luz se debilitaba junto con sus fuerzas durante el día nunca había sentido el agobio de su estado de salud pero ya el día había avanzado suficiente y en estas horas de transito por la infinita cueva lo comenzaba a sentir, aunque algo la impulsaba a seguir, quizás la fuerza y determinación de su protector que lentamente iba a su lado.
De pronto el débil hilo de luz se termino y dio paso a la más absoluta oscuridad, ¡Wilson! – le llamo atemorizada.-
Tranquila princesa – le dijo tomando nuevamente su mano con suavidad.-
No se preocupe, ya estamos a poco de llegar, este es el último paso por el túnel del tiempo, ves allá al fondo esa luz, estamos llegando, solo falta un pequeño esfuerzo.
Ximena se tranquilizo, necesitaba descansar, sintió que sus fuerzas ya no daban mas, pero no sería débil, después de tanto tiempo desde que estaba enferma alguien daba fe de sus fuerza y capacidad, necesitaba llegar a la luz, lo deseaba por ella y por su protector no le quería decepcionar.
El esfuerzo fue coronado, Ximena ya extenuada, cruzo el portal del tiempo apoya en los hombros de Wilson, el no emitía palabra alguna siquiera un solo comentario de esfuerzo o agobio, parecía que llevarla hasta ahí era su destino, la razón de vivir, que el cumplía silenciosa y gustosamente.
Una vez más como había sido durante la tarde Ximena abrió sus grandes ojos ante el asombro de lo que veía, algo estaba pasando, en el instante que cruzo el portal del tiempo la energía volvió a ella, ya no se sentía enferma y el paisaje que observaba superaba los limites de cualquier sueño, será que su condición de niña de ciudad nunca le habría permitido ver tan maravilloso paisaje, ya no solo era una tarde especial, ahora la noche estaba haciendo de este momento el momento más bello que jamás recordaría.
Estaban unos veinte a treinta metros sobre el mar, a la salida de la cueva un pequeño sendero serpenteaba hacia el mar, una playa de arenas doradas resplandecía bajo una luna espectacularmente brillante como la más fina de las joyas de plata, el mar azul eléctrico brillaba y se mecía calmadamente bajo la vigilante luna, en un roquerió cercano una manada de elefantes marinos dormitaba, nadaba comía y jugueteaba en la maravillosa noche iluminada por un conjunto de estrellas que se fijaban a la bóveda astral como faroles resplandecientes de luz y colorido, la brisa era suave y el aire tibio, todo era calma paz y energía.

¡Sotibol ram! ¡Sotibol ram! – grito el niño. A la vez que emitía un extraño ruido –
Los gritos del muchacho llamaron la atención del más grande de todos los elefantes marinos, este alzo su cabeza, agitando tu pronunciada melena dorada, la imponente bestia respondió a los gritos de niño con fuertes sonidos, Ximena creyó entender claramente como el animal daba la bienvenida a Wilson, esto no debe estar pasando pensó, como no me di cuenta antes, debo estar en un sueño, seguramente me dormí la siesta y se me ha pasado la hora, pero si no es un sueño…




"Héroe" Capitulo 3

El Héroe

Bajaron precipitadamente por la pendiente, la fuerza de gravedad los hacía tomar velocidad y a ratos parecía que volaban por los aires. Wilson fue el primero en tocar la fina arena dorada de aquella playa mágica, corrió con los brazos abiertos gritando ¡eregela! ¡eregela!, hasta abrazarse al cuello del líder de la manada.
Ximena se sintió extenuada, el corazón agitado y un rubor en las mejillas, que hacía mucho tiempo que no sentía, de pronto sintió la debilidad producto de la jornada, pero no quiso quedar atrás, como muchas experiencias que había sentido ese día, su cuerpo le exigía llevar al limite sus fuerzas olvidar la pesada carga de su salud y vislumbrar otro momento nuevo, aunque fuera un instante pensó que valía la pena el esfuerzo y descubrir ese mundo bello que ahora no solo sentía palpitar si no que lo veía vivir en colores plenos y hermosos paisajes.
Pero no fue suficiente su deseo, logro llegar hasta la arena de la playa y sintió como la luna, las estrellas y todo lo que la rodeaba giraba velozmente y en un segundo todo fue borroso, los sonidos fueron lejanos y su cuerpo se debilito, sus rodillas se doblaron y se dejo caer sobre la arena dorada.
No supo cuanto tiempo paso cuando sus sentidos volvían lentamente a sus cabales y sus ojos se atrevían a ver nuevamente…
¿Cómo te sientes niña? – le pregunto una voz dulce y amorosa-
La niña abrió sus ojos y ante su asombro, vio que la dulce voz provenía de una elefante marino, su cuerpo se balanceaba cuidadosamente aun costado y sus grandes ojos negros la miraban fijamente, su piel resplandecía bajo la luz de la luna, dándole un bello matiz entre dorado y plata, era una hermosa elefante marino,
Debo estar soñando – dijo la niña-
me acabas de hablar – prosiguió anonadada –
Yo soy Sayu, matriarca de la manada y no tienes de que preocuparte, soñar no es malo y no le hace daño a nadie – le decía mientras le regalaba una amplia sonrisa, que se esculpía bajo sus bigotes negros –
Sayu que me ha ocurrido, ¿Me he desmayado?, ¿Dónde estoy?
Tranquilízate, no hay nada que temer, ten un poco de confianza y tus fuerzas volverán a ser las de antes, ven Ximena apoya tu cabeza en mi lomo y descansa, Wilson volverá en un instante.
¿Dónde fue Wilson? – pregunto ella atemorizada al percatarse de la ausencia del muchacho –
El está en el rincón de los tesoros, buscando algunas cosas que necesitas, para estar más cómoda y puedas descansar durante la noche.
Sin saber cómo, Wilson apareció a su lado.
Princesa, ¿Se siente mejor?

Tome le he traído esto para que se pueda abrigar y un poco de leche para beber, además tengo unas frutas y un trozo de pan, para que comamos algo. – le decía mientras la cubría con una manta y le daba de beber –

La noche había avanzado la luna lentamente se acercaba al horizonte y el cielo tomaba un tono más claro, Ximena volvió a dormir por unos minutos, Wilson se queda a su lado, cada cierto tiempo le acomodaba la manta y le acariciaba el cabello, para hacerla sentir más cómoda y segura.
Ximena se volvió a despertar, Sayu dormía plácidamente brindándole una cómoda y cálida almohada.
En la orilla Wilson y Eregela jugaban con la arena y las olas que rompían en la costa en un blanco fluorescente.
Los amigos se percataron de la presencia de la niña, Wilson volteo a mirarla y le sonrió.
Princesa, venga a jugar con nosotros – mientras la invitaba a unirse con ellos –
Ximena se les unió y los tres jugaron con las olas y la arena dorada, el resto de la manada los animaba de vez en vez con estruendosos silbidos y gritos.
Ven princesa, vamos mostrarte el rincón de los tesoros, sígueme – le indicaba el líder de la manada mientras se sumergía entre las aguas que estaban cerca de las rocas –
Wilson la animo a ir, ella tuvo un poco de inseguridad, el agua estaba algo fría y no sabía nadar muy bien y sobre todo no tenia mas ropa que ponerse, pero el niño insistía.
No temas princesa, nada pasara y le aseguro que no habrá gota de agua que se atreva a tocarla. No dudo mas y se abalanzo a las agua. No sintió el agua, por el contrario una sensación extraña, como de chocar con una pared de esponja que aunque se resistía a ser traspasada, cedía lentamente al peso de su cuerpo.
El otro lado era como un gran bóveda de granito esculpida en forma natural en algún lugar o en otro mundo, la bóveda era iluminada por una suave y potente luz turquesa, que debía provenir de algún lado, metros mas allá un pequeño lago ovalado, de tibias y transparentes aguas, pequeñas mariposas casi trasparentes volaban a su alrededor y de cuyas alas se desprendía una tenue y suave luz fucsia, las paredes aunque eran de granito tenían un bello tono amarillo y naranja con pequeñas piedras que resplandecían bajo la luz que se reflejaba en ellas, en el centro del lago una piedra rectangular que emergía de las profundidades y sobre ella una roca ovalada levitaba a unos pocos centímetros.
Es un lugar bellísimo, Wilson, ¿Dónde estamos? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Este es el rincón de los tesoros, aquí guardo mis alimentos, duran más y el tiempo parece no pasar.
Mira la Diorita, la piedra original, la generadora de vida, de ella es todo lo creado y ella es creadora de todo, es nuestro gran secreto y ahora tú compartes con nosotros ese secreto.
Ximena estaba feliz no había manera de describir tanto colorido belleza, armonía y paz, recordó que alguna vez leyó que la naturaleza era una obra de arte, si eso fuera así este lugar seria su obra maestra, el solo estar ahí le generaba mucha alegría, ahora comprendía porque aquel muchacho andaba por la playa sin temor, sin preocuparse por lo que dirán los demás, seguía su juego su imaginación, tenía un sueño mas allá de cualquier entendimiento, proteger al mundo de la absurda y cruel realidad.

Princesa debe descansar, ya amanecerá y debe emprender el regreso a su mundo, sus padres estarán preocupados por usted.
Wilson, quiero quedarme aquí, no quiero volver nunca más, quiero vivir aquí – le gritaba a Wilson, entre sus risas y los giros que realizaba admirando el lugar –
No se preocupe majestad, usted nunca se irá de aquí, cuando se sienta sola y apenada cuando quiera ayuda en su lucha con los samurag, podrá venir aquí, nosotros siempre estaremos para asistirla y acompañarla.
Venga majestad debe descansar, para continuar su jornada – le decía mientras extendía la manta en la tibia arena –
Ximena se recostó y le pidió a Wilson que se pusiera a su lado, la manada se les acerco y los cobijo dándole tibieza y protección, hasta que llegara la mañana.
¡Ximena! ¡Ximena!, se escuchaban los gritos de la mujer al otro lado de las rocas.
La niña fue despertando lentamente, hasta percatarse de los gritos de su madre desde el lado norte de la playa, el sol brillaba tímidamente sobre la pequeña cordillera que rodeaba la bahía, era de mañana, Ximena se incorpora sorprendida, no estaba segura de lo que había pasado, la tormenta, los sumarag, Sayu, Eregela y Wilson, ¿Dónde estaba él?, ¿fue realidad o solo un sueño?
¡Ximena! ¡Ximena!, volvió a escuchar los gritos.
Mamá, aquí, estoy por aquí, ya voy. Se incorpora con agilidad y con envidiable equilibrio escalo el pequeño muro de rocas, hasta llegar al otro lado, su madre al verla corrió hasta ella, la beso y abrazo una y otra vez, para comprobar que su hija estaba bien, reparo en lo feliz que se veía una alegría que le llegaba directo al corazón, se veía saludable como nunca la había visto en los últimos años, hija, hija, repetía una y otra vez.
Gracias mamá, millones de gracias mamita.
Por qué mi amor?, yo tengo que agradecer que estés viva.
No mamá yo tengo que agradecer que me hayas traído a este bello lugar.
Ximena termino de hablar con su madre y giro lentamente, con sus grandes ojos, escudriño cada rincón del costado sur de la playa, fijo su vista entre la silueta del peñón y la pendiente que mostraba el camino al pueblo. Ahí lo vio, por primera vez lo vio, con su arma electromagnética a la espalda, su casaca de guerrero estelar y su morral de tesoros.
Avanzo un par de pasos y grito ¡Cuídate mucho! ¡Cuídate mucho!
El niño se volvió a mirarla hizo una reverencia con su cabeza y se despido con una sonrisa en los labios y un gesto de su mano.
Ximena ¿Quién es ese niño? ¿El es Wilson?
No mamá, el no es un niño, el es mi héroe…


1 jul 2010

"La muerte de un infame"

Te quiero por lo que eres,
imprecisa como toda mujer.
De carácter hostil y perfume
de pasión.
No eres roza de jardín alguno
y en cada poro del cuerpo,
el perfume de pétalos asoma.
En tu sombra queda el aroma,
tras tu aroma van mis besos…

Tus ojos son reflejos,
bajo la luna nueva,
cuando la neblina se disipa.
De tu cuerpo, brotan húmedos deseos,
en el roció de la madrugada,
tú pelo es como la yerba
que crece entre mis dedos…

Tal vez en algún futuro olvidado,
me encuentre entre tus brazos,
entre las sombras de tu cuarto,
en los sueños de tus placeres.
Soy la estela de tus caricias,
una nota, en tu melódica sonrisa.
Un fantasma de oscura sombra,
que sin querer tus ojos
atrapan en su memoria…

Quizás recuerdes lo que te decía,
cuando en largas horas,
te hablaba de la vida.
Quizás recuerde tu rostro,
Quieto y pausado,
queriendo descifrar tanto misterio.
El cuerpo se rinde, la mente duerme
Y la noche, se marcha sin respuesta…

Y al despertar por la mañana,
seré una lágrima, salada y seca.
Un suspiro, que fue lamento,
un despojo de amor,
sepultado por el tiempo.
Pero eso será mañana,
Hoy, estoy entre tus brazos,
adherido a tu cintura,
no hay lagrimas solo risas
el amor de hoy que gran tesoro…

Un te amo bastaba,
la eternidad no existe
y el tiempo pasa.
Se nos fue un momento
de amor perfecto,
entre tanto caos desatado.
Ya es hora que me valla
y es mejor que tú te vallas,
recoge el arco del infame,
yo limpiare su sangre
y que un alma bondadosa,
de a Cupido sepultura piadosa…

"Ángel o Demonio"


Te devoro poco a poco,
mi piel te va consumiendo,
bajo el tenue resplandor de las estrellas.
Tu sexo azabache, indómito salvaje
que me arrastra y sacrifica,
como diosa inmutable
o demoniaca aparición.

Me moldeas en tus manos,
con tu boca y ardor.
Ya he perdido la razón,
y un suicida soy.
No hago preguntas,
ni espero salvación.



Me arrojo al abismo
a los más profundo,
de tus besos
y me voy consumiendo,
ardientemente,
en el fuego de tu boca.

Es el cielo que me arrebata
y el infierno que llama,
a seguir tu sacrificio,
a morir en silencio
con mudos suspiros,
con invisibles palabras.

He comido de tu cuerpo,
en tu piel, llevas mi marca.
Yo, llevo la tuya en el alma.
En el altar del sacrificio,
quedaremos los dos,
sin poder separarnos.
Como demonio, me has
Convertido.
Como un ángel, te encontrado…


"Pasión"





En las mansas aguas de tus besos,
en tu vientre que me atormenta.
En el espacio sin fin de tus ojos,
que no tienen rumbo
establecido,
inquietantes pupilas tu mirada,
que me llaman, a lo profundo
de tus aguas.



Como desatraerme, de la atracción
mortal
que me arrastra, por las curvaturas
de tu cuerpo y me somete,
en la desnudes de tus palabras.
Quiero volar bajo tu cielo
y dejarme arrastrar hasta el infierno.
Que se consuma, la ciudad y su puerto,
que arda la luna entre las aguas.


Todo parece tan pasajero,
si del torbellino de tu cuerpo
tú me arrancas.
En medio de tu alma,
anclare mi nave
y quizás una mañana,
sin decir nada
emprenda rumbo desconocido
a la otra vida o la nueva muerte…

"Agonía de un amor"



Dejo en tus manos,
mi armadura impenetrable.
Si en algún momento,
tu amor se aleja y cual naufrago,
queda mi cuerpo.

Desenvaina la espada, que llevo bajo la coraza
y cuando despunte el alba,
dame el deleite suave de tus labios.
Con tu mano gentil, acaricia mi cuello
y con tu mano vil, hunde la espada en mi pecho.

No diré nada, no emitiré sonido alguno,
solo dormiré por fin, en la calidez de tu regazo.
La luna, ya no será buena compañía
y la noche, se volverá un criminal proscrito.
No me digas nada, no pronuncies palabra,
Aun nos queda toda la eternidad,
bajo la ardiente y palpitante sangre.

La sangre, que se escurre entre tus dedos,
será nuestro último compromiso.
Un pacto secreto, tus labios mi boca
tus manos mi sangre, tu mirada
y el postrero suspiro,
de una fantasía que se desangra
con el filo de la espada
y se eterniza con un beso…

"Sarraceno"


Detrás de la vida, me escondido
todo este tiempo.
Ocultándome en mi propia sombra,
palideciendo bajo el sol.

Un salto y caeré en las aguas
y podre nadar libre,
de mis pensamientos,
libre de cada pasión,
libre de mis padecimientos.


En la orilla de la playa,
que azul refleja,
la sequedad del desierto.
En la línea que hay que cruzar
más allá de esta frontera.

Sarraceno cabalgando,
en montura de silencio.
Desenvaina la espada
y corta la palabra,
se desangra la garganta
y liberas vuestra alma.


Retenido el lamento,
en un grito,
sin quejido lastimero.
El suspiro es secuestro,
de cada sentimiento.

Mirando la línea,
que separa
los opuestos,
la frontera que libera.
Quisiera ver la vida,
del otro lado del espejo.

Y romper este reflejo,
en cenizas por el viento.
Una pira funeraria,
en las costas del tiempo.
En el reino de la muerte,
Hela me ha liberado…