Vivimos
aislados,
tan lejos el
uno del otro,
ignorantes
de lo que nos pasa.
Habitantes
de ciudades
atiborradas
de gente,
urbes
tecnológicas,
la evolución
del hierro al silicio y el cobre,
colonias de
hombres, viviendo como hormigas.
Sin saber de
donde llegamos,
determinación
incierta es a donde vamos,
ciegos
caminamos por las calles,
un rebaño
pastando en un valle digital.
Faltan
héroes colectivos,
sobre el
ideal personal,
cuando solo
importa lo que es mío,
algo esta
oculto tras la cortina de sabiduría...
La verdad es
una historia oficial,
un montaje
del teatro del sarcasmo.
El guión, es
prestado,
por un
banquero acaudalado.
Los acordes
de la orquesta,
los compuso
un obispo amanerado.
El escenario,
fue decorado,
por un
político arrendado.
El director
es servidor
de público
interés,
un general
descerebrado
de oscuro
proceder.
Los actores
poco importan
pues el arte
se hace valer.
Una vez
honrados sus derechos,
se ilumina
el escenario,
para engañar
y entretener.
Somos extras
sin un dialogo
y también
publico fiel, que aplaude
con jubilosa
emoción, a la estrella
de la
revolución.
No podemos
estar, sin la guía del pastor,
sin
resistencia nos trasquilan el cerebro.
El libreto
oficial, dice que somos humanos,
oficialmente
nos tratan como esclavos.
Marionetas
en este espectáculo,
interpretando
nuestro rol de caloyos.
Con una
sonrisa banal,
absoluta
sumisión, se es feliz a ratos,
mientras el
ser que llevamos dentro
se va
rompiendo en mil pedazos…
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