En medio de
la selva, en el regazo
de la
montaña vieja,
Pachacutec
el hijo del sol,
mando a
construir una fortaleza.
Allí donde
la serpiente es vida, es agua,
donde la
selva sagrada, no ha sido mancillada
y el amanece
es verde esmeralda.
En medio de
las montañas hermanas
se alzan
inmortales sus altares y murallas.
¡OH!
Majestuosa la roca donde fue fundida,
la inmortal
y divina morada, de mi madre misteriosa,
que hoy se
levanta orgullosa, como indestructible diosa.
Bajo
menguante luna, con estola de plata,
eleva al
cielo su profana plegaria.
En la morada
de Inti, eres virgen sagrada,
de tu devota
oración, broto un rio, de frió cristal,
de tu mano
generosa broto un jardín,
en terrazas
de piedra creció generoso el maíz.
Vigila
Huayna Picchu el sueño del hombre,
su morada, bloques
de majestuoso granito,
en andenes
colgantes su jardín de coca.
Exhalando en
la piedra aliento de vida.
Huayna
Picchu ancestral, centinela inmortal,
del vuelo
del cóndor, de la huella del hombre,
de la buena
cosecha, que allá en las alturas
Su tumba esculpió.
Machu Picchu
en silencio esconde un secreto,
con un manto
espeso, la selva sello el camino,
que impidió,
al despiadado guerrero,
cruzar la
frontera y encontrar el sendero,
de tu morada
en la tierra a tu palacio en los cielos.
¡OH!
Indestructible ciudad, monasterio ancestral
silencioso
testigo, piedra angular
fundida la
roca, con el hombre y la tierra,
en lo alto
del cielo brilla el sol luminoso
como un sello
real.
De espesa
neblina, un sueño prohibido,
llegara la
doncella, virginal prometida,
de un Dios
fugitivo.
Con su risa,
con su canto,
con sus ojos
y sus manos,
sanara
viejas heridas
y abrirá las
puertas del templo
y en su
pecho materno
acogerá a su
pueblo…
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