8 mar 2007

"Reencarnación"



REENCARNACION

Cuántas vidas, hemos vivido en esta tierra.

En la distancia de nuestras vidas.
Separados por el destino.
Desde el comienzo de los tiempos...

GENESIS

En el comienzo no había nada,
solo la oscuridad de nuestras almas.
En el inicio de nuestro tiempo, no había fuego, aire y agua.
Solo dos esencias de lo humano, de lo divino, de lo perpetuo,
navegando en el espacio, que no era espacio,
era solo caos, torbellino de emociones, sentimientos
escondidos.

Una mirada, un deseo fugitivo,
nos guiaba, hasta el encuentro.
Un roce, un beso furtivo,
nacía en lo recóndito del universo.

Tu cuerpo, entrelazado en mi cuerpo,
tu pelo, cubriendo mi cara,
tus labios, quemando mi boca.
Mi boca, ardiendo en deseo,
hace de tu piel, el puerto de mis besos.

Y en cada beso nuestro,
van naciendo estrellas, soles, planetas
constelaciones que navegan eternas,
por los confines del universo.
Al sabor de tu deseo,
al placer de tu cuerpo.

Sobre una cama de nubes astrales,
ocurre el encuentro
de tu cuerpo con mi piel.
La suavidad de tus labios, el calor de tus pechos,
mis manos viajan por tu piel, como los cometas
surcan el cielo de mis sueños.

Muero en la ausencia que quedo,
me va consumiendo la lejanía,
del amor que nos entregamos
y extraviado, en la oscuridad del universo,
lo irreal de tu recuerdo, es cada instante
más verdadero.
Solo espero aquel momento,
en que estemos juntos otra vez...



CUANDO LAS SOMBRAS CAEN

Perdida en el tiempo, de mis pensamientos,
está la razón,
que me separó de tu pecho.
No fue mi voluntad
el dejar la calidez de tus senos,
y partir en un viaje por el tiempo, entre estrellas
galaxias y planetas,
en universos paralelos, en busca del amor perdido.

Recuerdo que tú y yo éramos felices,
que entre la hierba, el río
y la complicidad del bosque encantado
nació nuestro romance.

De pronto todo oscureció, ya no estabas a mi lado
y yo no estaba en tu tiempo.
¿Un capricho del cosmos, fue lo que nos separó?
¿Quizás la envidia divina, de ver tanto amor?
Una mañana mi alma ya no era libre.

Aprisionado en otra vida,
de este cuerpo efímero,
mi mente añora aquellos siglos,
en que libre, volaba junto a tu espíritu,
por las estrellas.
Cabalgando, sobre la cola de los cometas,
en noches que eran eternas.

En mis sueños he vivido aquellos momentos,
en que libres y alegres,
corríamos por el bosque,
como niños tomados de las manos,
junto al lago de azul dorado.
Nos sentábamos,
nos mirábamos, sin decir palabras,
por horas, días y años.
Que en la inmensidad del cosmos infinito,
eran segundos,
de plena eternidad.

Pero llegó, el sufrimiento eterno.
En el silencio de la distancia,
que en cada vida pasada,
nos acercaba y nos alejaba.
en un paso sin fin a otra vida.

De pronto dos mundos, dos caminos,
que vagando en el espacio infinito
se cruzan sin motivo ni razón.
Dos estado de materia, en perfecta colisión
de pronto, un estallido,
un resplandor, un nuevo inicio...



EL REENCUENTRO

Cuando ya la vida parecía común,
cuando el destino tomaba su curso
establecido, en milenios de tiempos.

De pronto llegaste tú,
apareciste en aquel lugar.
Sin celebraciones,
sin grandes presunciones.
Solo el reflejo celestial de tu cuerpo,
inundó la habitación, iluminó el universo
de mis recuerdos.
De inmediato, supe que eras tú.

¿Fue el destino o la voluntad de Dios,
que esa noche nos quiso reunir?.
Yo estaba en aquel lugar, no había razón,
no había motivo para que mi alma
en aquel momento,
surcara el camino,
hasta llegar, adonde estabas tú.

Quizás los caminos de tu tiempo y mi tiempo,
perdidos en momentos pasajeros,
reencarnados en dos cuerpos,
dos destinos que viajaban por el cosmos infinito,
dos estados de materia, encantados
por los misterios del universo,
se cruzaran nuevamente, llevándonos
al inicio de momentos nuevos.

¿Fue Dios o fue el destino o quizás la fuerza del amor indestructible?
Que te trajo a mí, que me llevó hasta ti
En el horizonte de nuestras almas, la vida amaneció.
Con la luz de tú mirada,
la luz de mi universo se encendió,
en el fuego de tus palabras.

Con otra cara, en otro cuerpo, después de tantas vidas,
nos encontramos en este tiempo
Y conectamos el corazón.
Yo te conocí, en tu nuevo cuerpo, en tu nueva forma,
no hubo vacilación, no hubo preguntas,
para entregarte mi amor.

Desde el silencio, de la distancia,
un grito, en el vacío del universo,
llenaba los espacios de tu alma,
agitaba, el silencio de mis recuerdos.
Una palabra, una mirada, la expresión de la piel,
el roce del alma.
Una señal, que nacía en la expresión de nuestros cuerpos,
Que escapaba, en la pasión de la palabra.

Quédate, en este tiempo que es nuestro,
que es único y es eterno.
Que el amor, nos tiene muchas cosas que decir.
Quédate, no te me vallas, no me dejes como ayer,
en el vacío, de mis vidas pasadas.
Ya una vez partiste de mi lado y mi alma,
en la lejanía de tu distancia se perdió.

Me quedé, solo y extraviado, en el amor olvidado
y en mis sueños, tantas veces te busqué y entre las estrellas,
una noche te encontré.
Entre los ángeles, tu voz imaginé
y de alguna manera, con eso me conformé.

Pero ahora, que nuestros caminos, se han vuelto a cruzar.
Solo quiero que te quedes, que no te vuelvas a alejar.
Que ya el amor, tiene ganas de volar,
Desde el cielo de tu cuerpo,
Hasta el jardín de mis sueños.

Quédate, no me dejes, en la oscuridad de mí ser,
que las noches son muy largas si no estoy contigo,
si me niegas tu amor, solo queda el abismo
donde los gritos de mi voz, se apagan en el silencio de tu adiós.
Quédate, que este tiempo, que este espacio nuevo bajo el sol,
nos cobija en su calor.


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