11 jul 2007

"Desde Las Alturas"



En la nebulosa cósmica de la América ancestral,
entre la neblina y el nido del cóndor
que vuela majestuoso, por las cumbres de nieve,
desde tiempos remotos,
de estrellas y cometas conquistadores de sueños.

La relación de tierra, aire, agua y sol,
dio, al fruto de lo humano, la vida y calor.
Desde la humedad, de la selva virginal,
hasta la aridez, del desierto mineral.
Bajando desde las altas cumbres de la ciudad terrenal,
dejó, el hombre, la mujer y el niño
su semilla de vida, de historia, cantos y cultura.

Perdidas en los tiempos, de misteriosas figuras,
la greda y la piedra, fundidas en la enajenación del hombre antiguo,
quedaron como mudo testigo, de místicos momentos,
perdidos en los albores del tiempo.

Amores domésticos, de mujer milenaria,
sensibilidades del alma, por la familia cultivada,
en la humedad, de la amazona mitológica,
procrearon la vida,
que conquistaba las alturas.

Expandieron sus sentimientos, por los llanos y el desierto,
cultivando en su existencia, los misterios del silencio.
Confundida la palabra, entre trucos y misterios,
tu reino fue ofendido,
por la bota militar, que en momentos de locura
de esta tierra, nos quiso exterminar.



Romanceros europeos,
nos quisieron enseñar el canto, el poema, el amor por esta tierra.
¿No se dieron ellos cuenta
que la tierra y nosotros,
uno solo seremos, por toda la eternidad?

En el silencio de las alturas, en el bullicio de la selva
entre el gentío del mercado y la soledad del mar
el espíritu de tu ciencia navega,
en la razón de la verdad.

Yo fui un niño cautivo, de la conquista despiadada.
Fui un pobre artesano, de la colonia represiva,
en más de una guerra ficticia, me quisieron involucrar.
Tomaron mi nombre, como hoy toman el tuyo
para sus intereses lograr.

Con fronteras efímeras
que a nadie van a beneficiar
europeos venidos a menos, con sus intereses particulares,
entre dictaduras y democracias mezquinas
nos han querido dominar.
La sangre de gente buena, han derramado sin parar,
no importa de donde sean sus orígenes,
la sangre de gente buena, siempre es muerte sin justificar.

Desde las profundidades de Quito
hasta la fría Patagonia austral,
en algún momento, se encontrará el hombre con su alma,
dejará atrás, las disputas de familias vendidas al capital,
y buscará en el hermano de arcilla y piedra,
el encuentro de la verdad encerrada.



La imponente geografía, de tu cuerpo
reflexivos paisajes de silencio,
montañas majestuosas, bosques de vida
valles de sueños, fantasías y misterios.
No hay tierra más hermosa,
que esta tierra, desde el cielo prometida.
Desde el cobre hasta la plata, aún con el arrogante oro,
somos el tesoro del mundo,
un jardín del universo, perdido en el tiempo.

India americana, guerrera combativa
tú, que arrojaste a tu hijo,
bajo la bota represiva,
desde un rincón, de tu planetaria existencia,
guía y fortalece mis palabras.
Que mi voz, no enmudezca, en el portal de la ciudad moderna,
no se perderá, habrá gente bella buena y sincera
que recogerá mis semillas,
y en el armonioso sonido de sus palabras,
la reproducirá
como fuego de metralla.

Fuimos invadidos, por la pasividad de nuestras vidas
nos mutilaron nuestros sueños,
en sucesivas dictaduras, que convirtieron nuestra tierra
en estúpidos reinos .
Nos quisieron silenciar, nos quisieron exterminar,
derramando nuestra sangre,
pero el hombre libre, bueno y honesto,
Nunca desaparecerá.

Mi letra, no es una relajación de la lengua subyugada,
es, una forma de liberar el espíritu y el alma, del silencio y la letanía,
de la vida actual.
Mi letra será tu voz, mi voz, la voz de todos,
que en la búsqueda, de nuevas vidas
no olvidan las vidas pasadas.

Un poeta romancero llamó al hermano
a que subiera a nacer junto a él, desde la profundidad
de la tierra, de las recónditas, raíces de su ser.
No sabia él, mas que yo, del Inca y del Araucano.
El valor de su propuesta, no se perderá
entre el polvo de algún libro olvidado.
Como tampoco se olvidará, el misticismo de sus sueños
etéreos, humanos y extraviados,
en lo profundo del sentimiento humano.




Mucha sangre, se ha derramado, desde la sierra colombiana
Hasta la inhóspita pampa austral.
Muchas vidas nos han dejado, en el transcurso de una historia,
que parece lejana
perdida en la pequeña realidad actual
del consumismo y desarrollo fantasmal.

Más de algún caudillo, nos ha querido interpretar.
¿Quien sabe lo que el indio piensa,
quien sabe lo que en nuestros sueños anida?
Revoluciones exportadas, de otros sueños muy lejanos
de anhelos no deseados,
nos han puesto en nuestras manos, las armas
que usamos, contra nuestros propios hermanos,
violentando nuestras almas.
Nos han dado la prosperidad a costa de nuestro propio esfuerzo,
apartando a los hijos, separando a los padres
de su destino prefijado.

Mi canto es un canto de rebelión,
de místicos recuerdos, que se fecundan, en las vivencias,
de mi alma eterna.
Nos es mi cuerpo lo que importa,
no es mi paso por esta vida.
Es mi legado al mundo nuevo,
es mi herencia la que clama, desde el fondo del alma
desde la piedra extinguida.

La voz del cultrún, rompió la espesura de la selva.
El llanto de la zampoña, quebró el silencio del desierto,
y el grito lastimero del charango, transformó la vida,
En las alturas donde la nieve y el cóndor, se funden, como rocas.

No hay en mi alma razón de mi existencia
sin la belleza de la piedra,
que fundida con el hombre,
fueron cuna de mi tierra.
No hay manera de concebir, la nueva vida,
si no es con la entrega de mi alma,
a la inmensidad del alma Americana.




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