28 nov 2008

"Sicótica Melancolía"




En el bosque espeso,
que la noche silenciosa cubre,
con su alfombra oscura,
anunciando la llegada,
de las sombras eternas,
que anidan en el valle de los lamentos.
Cuervos y gárgolas añejas,
apresaron, los sentimientos,
como caníbales siderales,
comieron los despojos del cuerpo.

Los ojos enmudecieron,
en la fría oscuridad, que en volvía la noche.
Capturaba lentamente, el sentir
de los pensamientos.
Los oídos enceguecidos,
por el silencio eterno,
nublaron, ocultaron y adormecieron,
el libre vuelo de las emociones.
La voz, se volvió fría, hiriente
Violenta y agresiva,
ya no era la voz del alma,
de nobles pensamientos.
Los dedos, agobiados por el hielo, del infierno,
dejaron de danzar,
olvidaron jugar con las palabras;
y las dejaron hacinadas
en el baúl de los recuerdos.

Ojos, oídos, voz y manos, ya no estaban,
No había órganos,
era la carencia de los sentidos,
en un cuerpo mutilado, agonizante,
no existía la conjugación del verbo,
cuerpo y alma, mente y corazón
comenzaban su recorrido,
en un rumbo no fijado,
bajo la hostil tempestad de la sin razón.

En el valle de la muerte, camino
y entre espectros, encadenados a sus penares,
se asilo.
No había nada, que quisiera hacer,
no había manera, no existía forma,
en el espacio geométrico de su ser.



Bajo el yugo de sus palabras,
como filosas dagas, que emergen del alma,
los latidos quedaron anidados,
en el suave sonido de su risa,
el alma quedo cautiva.
En su voz de dulzura infinita,
murió el primer aliento de vida,
borrando cada letra escrita,
esparciendo al viento, todas las palabras.

Como la visión de vida, el sentido de una vida,
cuerpos extraviados en la multitud,
de un mundo fantasmal,
espectros de si mismo,
deambulaban, esparcidos, extraviados,
por los límites del bosque,
de placeres y pecados
no permitidos.

Fantasmas de locura, se diluían,
en la lluvia, que en forma de lagrimas
caía sobre los ojos trasnochados.

Emborrachado, ahogado, en la fría
madrugada,
que como mujer experta,
juega seduce y engaña,
con su óleo bicolor, entre el cuerpo y el alma,
entre la muerte y la esperanza.



Un delirio, impresionista,
cruzó, por la sicótica melancolía,
llegaba para quedarse,
cómplice de la cobardía.

Viaja por místicos universos,
de momentos sinfónicos,
lacónicos destellos,
que nacían y morían,
bajo el implacable brillo, de la fría mirada.
Reencarnación histriónica de sueños,
Obsoletos afiebrados, moribundos actores del pasado.

Surgió, en un momento surrealista,
que naciera en la insensata realidad,
de un cuerpo putrefacto, carente de sentidos,
en el infierno de sus ojos vivirá, la arriesgada jornada
de tanta osadía.

Las primeras estrellas de una noche
Que será eterna;
titilan, serpenteando con su brillo,
con sus bordes, afilados de mentiras,
cortan la piel, los órganos, desangran los sentidos,
hasta dejar el pensamiento retorcido.
Ya no hay luz, no es necesario el colorido,
es el pago, el precio justo,
de una aventura irracional,
cielo inmortal, de fantasías diluidas,
con mucha sangre y tan pocas caricias
.


1 comentario:

Insisto... dijo...

Me dio la sensación de estar leyendo un libro de amor muy pasional,pero con final devastador.

Apareciste!!o seré yo la desaparecida?

Un cariñituu pa! tu ;)