9 jul 2008

"La Carcel de Papel"



Desde la torre de papel,
el anciano caballero, mira el lago.
Con el brillo, gastado de sus ojos,
la decadencia, constante de sus años.
Desde su prisión de celulosa,
recuerda los días, de cuentos he historias.

Eran otros tiempos,
se dirá para sus adentros,
otro sol brillaba sobre mi cabeza
y las nieves del invierno,
tímidamente comenzaba a caer,
sobre las alturas de mi adulta pereza.

Como han avanzado los años,
se repetía una y otra vez,
el noble anciano.
Mirando desde su pequeña celda,
inmaculada a la virgen de los pecados.
Su visión ya no es la de antes
a veces confunde a las olas,
que juegan con el viento,
con la danza candida,
de su musa inspiradora.

Una lágrima, escapa de su pupila,
suave como una pluma,
baja por su rostro marchitado
y como un cuchillo afilado,
corta sus ajados sentimientos.


Sentado, en su trono de papel,
con su corona de plumas,
su espada de tinta, su escudo de piel.
Hay un viejo rey.

Mirando el infinito,
donde los mundos,
llegan a perecer.
Un viejo terco y avaro,
lo mira desde el horizonte lejano.
Es el tiempo, enemigo cruel.

Más de una vez,
en épocas más jóvenes,
se batieron a duelo
Y el tiempo implacable,
lo hizo retroceder.

Cuando partirás?,
le pregunta
o cuando yo partiré?
No me des tanta importancia,
tiempo maldito,
déjame salir,
de esta prisión de papel.


Es que no vez, que un anciano soy?
Ya no hay en mí, el ímpetu
de antaño,
ya no hay en mí, la fuerza
que solía tener,
ya no hay en mí, el amor
que me hizo feliz.
Tú los dejaste partir,
dejando encarcelado
a un miserable anciano.

De vez en cuando,
después de la puesta del sol,
un hada, llega a su encuentro,
solo mira, no dic
e nada.
Es su hada imaginaria,
el le quito el habla,
por que siempre,
le contaba de su amada.

Su corazón, dolido
por la culpa,
de no haber entendido,
cuanto la amaba.
El rey, anciano milenario,
acepta su condena,
ha vivir encarcelado,
entre ladrillos cuadriculados.

Algún día llegara la reina,
Sublime soberana,
que libere mi cuerpo gastado
y mi alma condenada.
No tendré valor,
de mirarla a los ojos.
Son muchos mis pecados.



Mejor será dormir,
ya la noche ha caído
y quizás si tengo suerte
a mi prisión llegue la muerte
y en un acto coherente,
me libere de mi condena,
me redima con mis sueños,
con mi amor que es eterno,
con mis buenos sentimientos
y pueda reencontrarme,
por fin con mi vida.

Sentado en su trono de papel,
con su corona de plumas,
su espada de tinta, su escudo de piel.
Hay un viejo rey.
Mirando, desde su pequeña celda
inmaculada a la virgen de los pecados.
muere el día,
pasan los años.








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